Actividades Productivas

Territorio minifundista con 12.449 parcelas y una superficie media de 7.550 m². El 76 % de las parcelas son menores de una hectárea y el 54 % menores de 0’5 hectáreas. La proporción entre suelos cultivados y suelos sin cultivar es de 45 % de suelo cultivado frente a 54’9 % sin cultivar. De las 4.917’9 hectáreas cultivadas sólo se destina a secano 390 hectáreas y a regadío 4.527, distribuyéndose éstas entre cultivos subtropicales 2.138 hectáreas, hortalizas al aire libre 830 hectáreas, cultivos de invernadero 1.220 hectáreas y caña de azúcar 339 hectáreas. El agua para riego proviene del río Guadalfeo, realizándose dos tomas, una en el Azud de Vélez y la otra en el Azud del Vínculo, distribuyéndose por dos acequias, una situada en la cota 50 y la otra en la cota 100. La dotación es de 741 litros/segundo para riegos de la cota 100 y 907 litros/segundo para los de la cota 50. Actualmente están en regadío 1917 hectáreas en la Vega del Guadalfeo y Llano del Puntalón, 2.785 hectáreas bajo la cota 100, aunque en ellas están incluidas 596 hectáreas que se riegan por elevación hasta las cotas 200 y 300. Contando con una aportación anual de 300 mm de agua de lluvia y una exigencia por cultivo, hectáreas y año de 8000 m3 para los subtropicales, 12.400 m3 para la caña de azúcar, 7.800 m3 para hortalizas al aire libre y 6.500 m3 para los invernaderos y suponiendo que no existiesen pérdidas, la demanda de agua con la superficie y tipos de cultivos actuales sería de 35’7 Hm3 que pueden llegar a 38’7 Hm3 en años de sequía, la realidad, sin embargo, no es ésta, el consumo en el año 2000 ha sido de 52 Hm3 . A partir de la construcción de la acequia de la cota 100, en un periodo de 28 años se han transformado 2.104 hectáreas con un resultado medio de 73 hectáreas/año aunque la transformación no ha seguido un proceso uniforme. Los riegos de la cota 200, llevan un proceso más lento estando pendiente para su explotación en condiciones óptimas del reparto de agua desde la Presa de Rules que permitirá regar por gravedad. Hasta el momento actual el ritmo de transformación es de 49 hectáreas/año.
Caña de Azúcar Cultivo tradicional, actualmente en proceso de desaparición, sólo existen 339 hectáreas destinadas a este cultivo, estando alrededor de 2.000 la hectáreas las cultivadas hace sólo 30 años. La mayoría de las parcelas que mantienen el cultivo se sitúan en la Vega del Guadalfeo, al sur de la variante de la N-340, entre la carretera del Puerto y el límite Oeste del término municipal. Cultivos Subtropicales. Por necesidades climáticas se cultivan preferente en las cotas medias, especialmente laderas de Minasierra y Torrenueva y Llano del Puntalón, la superficie total cultivada es de 2.138 hectáreas y los frutos principales son el chirimoyo y el aguacate, actualmente la expansión de este cultivo está detenida por dificultades de comercialización. Hortalizas. Cultivos utilizados tradicionalmente de forma alternativa con el cultivo de la caña de azúcar, la superficie plantada es de 830 hectáreas, correspondiendo a patata 368 hectáreas y a hortícolas 462 hectáreas, todos estos cultivos están sometidos a fuerte presión en su extensión por el empuje de los cultivos bajo plástico. Agricultura intensiva bajo plástico. Sistema de cultivo de reciente implantación en Motril, no más de 25 años, la superficie invernada es de 1.220 hectáreas repartidas entre Carchuna; 538 hectáreas y Motril 612 hectáreas, las hectáreas transformadas en Motril se han ubicado principalmente en el Llano del Puntalón. En los últimos cinco años se ha duplicado la superficie invernada, a un ritmo medio de 80 hectáreas/año, correspondiendo el 90 % del suelo transformado a Motril. La superficie media de la parcela de invernadero esta comprendida entre 6.000 m² y 8.000 m² existiendo un 17 % de parcelas menores de 2.650 m² (5 marjales), un 77’2 % entre 2.650 m² y 10.000 m² (5 y 20 marjales). El tamaño medio de las parcelas se adecua perfectamente al tamaño de la explotación familiar rentable por lo que el proceso de transformación a este cultivo está siendo fácil y rápido. El coste medio de transformación de una hectárea a invernadero, sin incluir el suelo, es variable según la topografía del terreno (llano o en pendiente) y de la tecnología aplicada, la variación está comprendida entre 20’6 millones por hectárea en terrenos llanos y tecnología media, a 48’8 millones por hectárea en terrenos en pendiente y tecnología avanzada, cuya correspondencia en marjales es de 1’09 millones por marjal del primer tipo y 2’6 millones por marjal del segundo tipo.
El rendimiento varía según el tipo de cultivo y la producción, se estiman como media en los últimos años, en subtropicales 2.500 millones para una producción también media de 18.100 Tm.; en hortalizas al aire libre 3.480 millones para 50.514 Tm; caña de azúcar 349 millones para 54.569 Tm; e invernaderos 8.200 millones y 81.700 Tm. El cultivo más rentable es el invernadero con un rendimiento bruto anual de 7’8 millones por hectárea seguido de las hortícolas al aire libre con 4’5 millones por hectárea, los subtropicales con 1’3 millones por hectárea y en último lugar la caña de azúcar con 0’7 millones por hectárea. La generación de empleo es variable según el cultivo y la producción existente, se estima en 0’39 empleos por hectárea en subtropicales, 1’62 empleos por hectárea en hortalizas al aire libre; 0’29 empleos por hectárea la caña de azúcar y 3’9 empleos por hectárea en invernaderos. La producción total en el año 2000 ha sido de 193.496 Tm y de 27.443,5 millones de pesetas. Del total de las Tm producidas, se destinan a la exportación el 48’50 % equivalente a 93.900 Tm. y el 51’5 % restante al consumo nacional, distribuyéndose todo el producto a través de 17 empresas comercializadoras entre alhóndigas, cooperativas, y otras entidades jurídicas. Cinco de las empresas de este sector están incluidas en el ranking de las 100 empresas punteras de la provincia de Granada. El conjunto de las empresas comercializadoras genera alrededor de 1000 empleos durante 10 meses al año, para completar la diferencia hasta los 12 meses, se está tratando de combinar el trabajo habitual con la puesta a punto anual de los invernaderos o bien completar la producción en los meses de verano con productos de invernaderos del interior de la provincia. Los precios del suelo dependen de la calidad, de la situación y pendientes, variando en la zona de Motril entre 0’2 millones por marjal (3,9 millones por hectárea) en zonas de gran dificultad de transformación, a 1’3 millones/marjal (25’7 millones por hectárea) y 3’0 millones por marjal (59’0 millones por hectárea) en los pocos huecos libres existentes en Carchuna. Desarrollo previsible, considerando sólo los suelos con pendientes inferiores al 25% puesto que en cotas superiores los movimientos de tierra generan un alto riesgo por deslizamiento y erosión, el total de suelo disponible, excluidos las áreas urbanas y las protegidas estaría alrededor de 6.148 hectáreas; de ellas 4.527 hectáreas están actualmente cultivadas, y por tanto existen 1.621 hectáreas más para poner en cultivo. Un escenario previsible para el total de las 6.148 hectáreas posibles de regadío, según la evolución de cambio de los últimos años podría ser: 15 % para cultivo hortícola al aire libre, 35 % para subtropicales y 50 % para invernadero, que equivalen a 922 hectáreas para el primero (ahora hay cultivadas 830 hectáreas), 2.152 hectáreas para el segundo (ahora hay 2.138 hectáreas) y 3.000 hectáreas para el tercero (en la actualidad hay 1.220 hectáreas). Por la configuración topográfica, las protecciones de ramblas y barrancos y la necesidad de abancalamientos, la superficie para subtropicales se reducirá en un 10% y la de posible invernadero en un 35%, siendo los resultados globales de 1.940 hectáreas máximo de subtropicales y de 1.100 hectáreas máximo para invernadero. La demanda de agua en estas condiciones sería de 38’7 Hm3 y 6.500 el número de nuevos puestos de trabajo generados. Los problemas de alteración del medio y contaminación ambiental derivados de esta actividad son grandes y se analizan en el apartado de Medio Ambiente.
– El sector agrícola se encuentra en franca expansión, especialmente en el sistema de cultivos forzados en invernaderos. – La enorme potencialidad del sector enfrenta determinados conflictos que afectan a su propio futuro económico y que exigen medidas de ordenación para la compatibilización con los recursos hidrológicos superficiales y subterráneos y para la nueva organización territorial, resultado de la transformación de los cultivos y las explotaciones. – La generación de grandes superficies horizontales adaptadas para los cultivos en invernadero produce una fuerte transformación del paisaje, de la topografía territorial y del sistema de drenaje. – La red de acequias bajo la cota 50 construida directamente sobre materiales drenantes unido al sistema de riego tradicional genera grandes pérdidas de agua que es necesario controlar, para racionalizar su consumo. – Si no existiesen pérdidas, la demanda de agua necesaria para el riego de todo el suelo que racionalmente podría destinarse a cultivos, alrededor de 6.200 hectáreas sería de 38,7 Hm³, incluso sumando el caudal necesario para reponer el acuífero, con la actual dotación de 52 Hm³ será suficiente. – La distancia geográfica de las comercializadoras y el aumento de la producción en el Llano de Puntalón hace necesaria la reserva de suelo en zonas próximas y bien comunicadas con destino a actividades derivadas de la expansión de los nuevos cultivos. – La generación de empleo en el sector aumentará en los próximos diez años a un ritmo medio de 600 empleos anuales. El aumento de la producción y el consiguiente aumento de los residuos orgánicos e inorgánicos demanda la ubicación de un centro de transformación de residuos estratégicamente situado respecto a los suelos productivos. El uso masivo de los caminos agrícolas, con vehículos de medio y gran tonelaje exige la ordenación, jerarquización y mejora de las condiciones de la red, especialmente de los caminos principales.
Voracidad de los cultivos intensivos en la ocupación del territorio, cercando a los núcleos urbanos. Excesiva dinamicidad en la transformación de los usos del suelo, especialmente del cultivo al aire libre por cultivo en invernadero. Existencia de 1.800 hectáreas de suelo en buenas condiciones de explotación para continuar con la transformación a invernadero, que deberán ajustarse a regulaciones en su explotación.
Industria La actividad industrial, La actividad industrial, sin incluir las industrias ubicadas en el Puerto, se desarrolla en un 80% en polígonos y áreas industriales, un 15% distribuidas aleatoriamente por el suelo agrícola y un 5% dentro o en las proximidades de los núcleos urbanos. La superficie total de suelo ocupada es de 743.558 m² y la superficie total construida de 406.166 m², siendo la edificabilidad bruta de 0,54 m²/²; en estos momentos, el suelo disponible para nuevas instalaciones es de sólo 67.607 m², estando la mayor superficie en el polígono Vadillo. Los polígonos o áreas existentes son: Torras Papel, Alborán, Algaidas, Carretera de la Celulosa, Vadillo, Carretera de Almería y La Puchilla, además de CLH en la Carretera del Puerto y Piscifactoría en Carchuna. El proceso seguido en la ocupación del suelo ha sido lento y de inicio muy reciente, antes del año 1962, año en el que se inaugura la fábrica de papel “Celulosa de Motril”, sólo existían fuera del puerto con actividad industrial las fábricas azucareras; es a partir de 1970 cuando realmente se inicia la ocupación del suelo con actividades industriales o de carácter comercial-industrial, con un ritmo medio de implantación de 25.000 m² por año. El empleo relacionado con esta actividad es de 1.737 puestos de trabajo, distribuidos por usos entre.: Industria 632; Almacenaje y Distribución 411; Comercial-Industrial 394 y Servicios en Area Industrial 300. La distribución geográfica de los puestos de trabajo es: Polígono La Puchilla 35; Crta. de Celulosa 136; Polígono Alborán 251; Vadillo 274; Crta. de Almería 425, Algaidas 216; Torras Papel 360; Compañía Logística de Hidrocarburos 30 y Piscifactoría 10.
– Excepto la industria portuaria, la de la Fábrica de Papel y la derivada de la construcción, el resto de la actividad encuadrada como industrial corresponde más propiamente al sector servicios, ya que se basa principalmente en el almacenaje y distribución de productos, estando su evolución en fase estacionaria. – La actividad de la construcción es uno de los motores, además del agrícola intensivo, de la economía motrileña, por la alta tasa de renovación del parque de viviendas y la construcción de segunda residencia, fundamentalmente de uso turístico. – La distribución de los establecimientos comerciales muestra un retroceso en aquellos dedicados a productos alimenticios, consecuencia de un cambio en los patrones de consumo y, probablemente, en los efectos de la implantación de grandes establecimientos comerciales. Existen ligeras evidencias de un posible incremento del nivel económico de la población, por el desarrollo de nuevos tipos de comercio y el incremento del número de profesionales establecidos. – La actividad portuaria parece seguir un ritmo ascendente en el volumen de mercancías, este incremento de actividad parece no tener repercusión en cuanto a empleo, tan solo se aprecia un incremento en el número de almacenes abiertos en la zona. De continuar la tendencia ascendente, se hará necesario cubrir la demanda de suelo para almacenes y logística y adecuar vías de comunicación preparadas para el transporte de mercancías. Respecto a la actividad pesquera, parece encontrarse en regresión con la disminución de caladeros rentables. – El aislamiento histórico que Motril ha sufrido debido a sus malas infraestructuras de comunicación ha sido una penalización para el desarrollo del sector turístico, que ha hecho que, por un lado, el turista-viajero no haya llegado hasta el término, y por otro, que la actividad económica haya despreciado el sector por la escasa rentabilidad que ha venido generando, de forma que, en la oferta turística, no hay ni variedad, ni actividades complementarias al sol+playa, es decir, que en la actualidad no existe un sector turístico convenientemente estructurado. – Debido a este estancamiento, la vega del Guadalfeo, y en particular el término municipal se presenta hoy, tras la saturación que soportan los destinos tradicionales de la costa del Sol, como un oasis, como una zona de gran potencial de desarrollo debido a la impronta del medio natural circundante y a la disponibilidad de playas y suelo. – El análisis de los distintos anejos de Motril y el avance de la agricultura intensiva muestran a Playa Granada, Playa de Poniente y las laderas altas de La Garnatilla como las únicas zonas con potencial de desarrollo turístico y, puesto que el sector turístico genera y explota bienes de situación, la implantación y desarrollo del mismo exige tener en cuenta las necesidades que plantea la conservación del paisaje, el agua, la vegetación y demás elementos que definen el atractivo natural del litoral.
– Conflicto territorial entre los sectores productivos. – Inexistencia de suelo en condiciones de utilización industrial. – Falta de suelo urbanizado para desarrollos turísticos. – Inadecuación de las infraestructuras internas a los usos emergentes. – Retroceso del comercio, especialmente el grupo de alimentación. – El sector industrial se encuentra en fase estacionaria, excepto el de la construcción. – Precariedad de ofertas alternativa al sol+playa como base para el establecimiento de flujos turísticos no estacionales. BASE 5. COMPATIBILIZAR LOS SECTORES PRODUCTIVOS Y DIVERSIFICAR Y CUALIFICAR LA OFERTA TURÍSTICA.