Medio Natural y Físico

El término municipal tiene una extensión de 109,45 km². Se sitúa al Sur de la provincia de Granada y se extiende sobre un paisaje de indudable interés teniendo en su frente Sur la llanura litoral, formación natural de la vega del río Guadalfeo y la Llanura de Carchuna, y al Norte y Este, la cadena montañosa de Sierra Lújar. Ambas formaciones, de gran belleza natural, potenciada por el contraste de su topografía, constituyen el único entorno de amplitud visualmente apreciable de la Costa de Granada. Su clima, también singular, es subtropical, con temperatura media anual de 18º, humedad relativa alta (69%) y escasas lluvias (45 dias/año), éstas de carácter torrencial. El número de asentamientos se ha multiplicado por 3,5 en los últimos 50 años, situándose la mayoría en la planicie litoral, repartidos entre la vega del Guadalfeo, la de Puntalón y los Llanos de Carchuna.
El 25% de la superficie es casi llana, con pendientes inferiores al 2% (planicie litoral), un 20% de suelo con pendientes bajas, menores del 10%; otro 20% con medientes medias, menores del 20% y el restante 35% comprende suelos de altas pendientes, mayores del 40%, llegando incluso al 60% en las cotas más altas. Se representan aquí las superficies y forma de cada una de las áreas comprendidas en los distintos intervalos de pendiente que conforman el territorio, y se observa la gran extensión de la planicie litoral, ocupando el 25% de la superficie total y las altas pendientes, superiores al 15%, que ocupan casi un 40%. Existe un solo río, el Guadalfeo, cuyas aguas proceden del deshielo de Sierra Nevada y de las lluvias torrenciales de primavera y otoño, existiendo ocho importantes cursos de agua discontínuos, las Ramblas de Las Brujas, Los Álamos, Puntalón, Villanueva, La Fuentecilla, El Rejón y Vizcarra, además de muchos pequeños barrancos que caracterizan un relieve y una hidrología singular. Los recursos acuíferos se cuantifican en 47,3 Hm³/año el de los Llanos de Carchuna, disponiendo de una dotación de agua para consumo y riego procedente del río Guadalfeo de 52 Hm³/año. Existe un solo río dentro del término municipal, el Guadalfeo, y siete ramblas, correspondiendo la de mayor cuenca y pendiente a la de Puntalón, y la de mayor longitud la de Los Alamos.
Simplificando en dos grandes caracterizaciones, el 40% de la superficie formada por limos, arenas y arcillas, conforman la vega del Guadalfeo y Llanos de carchuna y el 60% restante, cuarcitas y filitas, en laderas y bordes montañosos (Sierra de Lújar). En los primeros se desarrollan adecuadamente los productos hortícolas, frutales y herbáceos, necesitando de aportación de agua y de transformaciones topográficas los segundos para su correcta adaptación a cultivos leñosos. De las 10.945 hectáreas totales del término, el 94,5% es de suelo rústico, ocupando la edificación sólo el 5,5% (605 hectáreas). Del total del suelo rústico (10.343 hectáreas) el 47,5% está cultivado (4.917 hectáreas), distribuyendo el restante 52,5% (5.426 hectáreas) entre usos forestales (1.000 hectáreas), abancalamientos sin cultivo (1.543,8 hectáreas), playas, canteras, ramblas, puerto, caminos y construcciones rústicas (2.882,2 hectáreas).
La desertificación se produce por la degradación de la cubierta vegetal y responde a dos causas principales: los incendios forestales y los suelos no cultivados pero transformados, formando extensas superficies abancaladas en las cotas altas que provocan importantes problemas de arrastre de material y desaparición de la cubierta vegetal. El plano superpuesto de riesgos de deslizamiento y erosión cataloga tres niveles de riesgo: con riesgo alto (2.726 hectáreas) con riesgo medio (2.509 hectáreas) y el resto (5.710 hectáreas), sin riesgo. Existen, además, 3.300 construcciones dispersas por el término municipal, con superficie mayor de 30 m² de uso semiurbano (construcciones ligadas a pequeñas explotaciones agrícolas), generando una red de caminos extensa y compleja que divide el territorio, aumentando el minifundismo tradicional propio de las explotaciones en vega, a todo el territorio municipal, facilitando así la explotación agrícola intensiva, que es el único cultivo de la zona que permite alta rentabilidad económica con parcelas de pequeño tamaño (entre 0,5 y 1 hectárea). La dispersión de las construcciones por el término municipal es una singularidad del territorio, llegando a formarse agrupaciones con densidades próximas a formaciones urbanas (Las Zorreras Norte y Sur, Las Algaidas, Puntaón y Magdalite), con densidades que varían entre 4 y 6 construcciones por hectárea. Se distribuyen por el término 24 asentamientos entre residenciales e industriales, sólo seis devienen de un proceso de ormación histórica (Motril, Torrenueva, Calahonda, Varadero, Los Tablones y La Garnatilla, ocupando 400 hectáreas), siendo los otros 18 de reciente formación, con 48 años el más antiguo. De ellos, sólo la mitad responden a un crecimiento planificado (Carchuna, Puntalón, La Perla de Andalucía, La Chucha, Playa de Poniente, Playa Granada y Curva de la Ese, de uso residencial –111 hectáreas-; el Vadillo, Alborán, Las Algaidas y La Puchilla de uso industrial –92 hectáreas- y Cortijo del Conde de uso dotacional –2 hectáreas-), la otra mitad son de formación reciente y espontánea (Las Zorreras Altas y Bajas, Pago Magdalite, Algaidas Norte y acceso a Los Tablones, ocupando 218 hectáreas, incluyendo los espacios cultivados entre las edificaciones). Suman en total 823 hectáreas.
El recurso “paisaje” tiene una doble lectura, por un lado, interesa conocer la caracterización ecológica del territorio y, por otro, la caracterización escénica. Las unidades paisajísticas establecidas son: Vega Vieja de Motril, Laderas de Frutales (Minasierra), Laderas de monte bajo con matorral (Tablones y La Garnatilla), Laderas Forestales (Cerros de las Provincias, El Conjuro y El Jaral), laderas de bancales sin cultivo (geometrización del suelo, Cortijo Galindo, invernaderos de Carchuna), playas y acantilados (Delta del Guadalfeo, Azucenas, Torrenueva y Carchuna-Calahonda), Espacios Singulares (Cabo Sacratif, karst de Calahonda, Tajo de los Vados, Cuerda del Jaral y Cerro Gordo). Por la especial disposición del relieve, se han seleccionado como hitos visuales: puntos con visualidad recíproca mar-tierra, tierra-mar, siete lugares: Cerro Gordo (529 m), Cortijo del Cielo, en Camino de Pataura (341 m), Lomillas Azules (316 m), Morros de la Esparragona – Cabo Sacratif (337 m), Cerro Molinero (394 m), Cerro del conjuro (836 m) y Cerro de Calahonda (195 m). Como conjunción de ambas variables, se destacan en el paisaje múltiples puntos y recorridos de gran interés. La oferta de paisajes es rica, variada y de alta calidad, pero actualmente poco valorada, y es precisamente esta situación la que, unida a la falta de conocimiento del medio natural por la población, genera insensibilización y, en consecuencia, abandono de unas posibilidades ecológicas-turísticas que están por descubrir. Síntesis – El municipio, por su situación geográfica, disfruta de un clima de características subtropicales con posibilidades excelentes para los desarrollos agrícolas de alta productividad y los de promoción turística, esto, unido a la buena calidad de los suelos y la suficiente disponibilidad de agua, permite desarrollar bien cualquier tipo de cultivos, aunque en periodos de sequía es necesaria la utilización de los recursos acuíferos, por lo que son imprescindibles actuaciones de mantenimiento de la recarga a partir de la puesta en funcionamiento de la presa de Rules. – Existencia de subsuelos de buena capacidad portante y de suaves pendientes que permiten la expansión del núcleo de Motril en cualquier dirección, aunque en la dirección Norte y Este, la capacidad portante es más alta. – La dispersión de las construcciones de forma indiscriminada por el suelo rural ocasiona alteraciones importantes de la parcelación, un aumento considerable de la red de caminos y genera el nacimiento de asentamientos sin infraestructuras básicas en las proximidades del núcleo principal, como son las agrupaciones de Magdalite, Las Zorreras y Las Algaidas, éste último con construcción dispersa de naves industriales, además de viviendas. Diagnosis La explotación de los recursos ambientales y naturales se efectúa de forma desordenada, con excesivo consumo de agua que no se rentabiliza, por vertido directo al mar. Se manifiesta una nueva topografía originada por los movimientos de tierras que modifica el relieve y la forma del paisaje. La modificación de la topografía, adaptándola a los cultivos subtropicales, ha generado una geometrización del suelo rústico que transofrma su configuración. Existe una ocupación indiscriminada del suelo rústico, con proliferación de asentamientos. Los suelos que bordean al núcleo urbano principal están siendo ocupados por construcciones para viviendas e industrias que generan conflictos con las necesidades de expansión. BASE 1. ORDENAR Y REGULAR LOS USOS DEL SUELO.